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DEMOCRACIA, INFORMACIÓN Y TERRORISMO

 

wikileaksWikileaks en el ojo del huracán. Estados Unidos enfila sus baterías en contra del fundador del portal, el periodista australiano Julian Assange. El pasado martes 7 de diciembre se entregó voluntariamente en Londres por “sospechas de violación”, según anunció en un comunicado Scotland Yard; mientras Washington ya solicitó su entrega a la justicia norteamericana y algunos políticos de este país han pedido incluso su ejecución. Hoy, 14 de diciembre, será decisivo, la justicia británica definirá si procede o no su extradición. La pregunta: ¿juicio por delitos sexuales o atentado contra la libertad de expresión?

Por MARINELLYS TREMAMUNNO para GEA PHOTOWORDS

Prisión en una base militar norteamericana del desierto de Kuwait y una inminente condena de por lo menos 50 años por “alta traición”, le han valido al ex analista de inteligencia en Irak, Bradley Manning, el haber dado a conocer informes confidenciales que revelan posibles crímenes de Estado de EEUU. Con sólo 22 años de edad, pasó de ser un ciudadano común a un “héroe” para algunos, o un “espía” para otros, al entregar en noviembre del 2009, 91.000 documentos electrónicos secretos al portal  Wikileaks que revelan decenas de miles de crímenes de la ocupación de su país en Afganistán.
Su defensor Jeff Paterson aseguró que los cargos son por “revelar a WikiLeaks el video donde las tropas estadounidenses dan muerte a 12 individuos [desde un helicoptero en 2007]; filtrar 58 cables [con información de la guerra en Afganistan]; y por entregar una presentación informativa sobre cómo va la guerra en Irak. En un reportaje de www.kaosenlared.net se afirma que “entre los documentos figura una lista de 2.000 personas a ser asesinadas por “sospechosos” de colaborar con la resistencia Afgana. Gran parte de ellos fueron efectivamente asesinados. En total, se contabilizan unas 109.000 muertes en manos de los soldados de los Estados Unidos, de las cuales 66.081 eran civiles.

WEB 2.0

El escritor Edmund Burke ya lo profetizaba antes de la Revolución Francesa: el cuarto poder lo ejercen los medios de comunicación. En aquel entonces era la prensa, ahora lo hace internet y su web 2.0. Y el mejor ejemplo de nuestro tiempo lo es Wikileaks.org, un portal que ha hecho temblar hasta a la Casa Blanca al develar el pasado mes de julio más de 400 mil documentos secretos que ponen en tela de juicio la actuación del Pentágono durante la guerra de Irak.
Su fundador Assange, asegura que esta organización ofrece periodismo de investigación de alta tecnología; convirtiéndose para algunos en  la “garganta profunda” del ciberespacio, al decodificar información secreta con la misma tecnología que usan los servicios de inteligencia y difundirla como nunca antes con la ayuda de You Tube, Facebook, Twitter y las redes sociales. Y por si fuera poco la organización ha admitido que cuenta con unos 15.000 documentos más sobre Afganistán, así como un vídeo filmado en ese país, y amenaza con hacerlos público.

PERIODISMO VERSUS SECRETO DE ESTADO

Con Wikileaks se abre el debate en torno al periodismo digital. ¿Publicar todo tipo de filtraciones e información calificada en la red, en bruto, sin análisis e interpretación periodística, es periodismo o cotilleo? Jamás podríamos calificar de “cotilleo” la publicación de estos documentos que son “veraces” y demuestran hechos graves en contra de los Derechos Humanos, acciones de guerra además repudiadas por la comunidad internacional. Y la publicación sin manipulación de los informes tampoco es un argumento válido para afirmar que no se trata de periodismo, todo lo contrario, existe el periodismo informativo, interpretativo o de opinión. Wikileaks es el mejor ejemplo del periodismo informativo, al democratizar y permitir el acceso a la información, otros medios digitales como The Guardian, The New York Times, Le Monde, Der Spiegel, Al Jazeera y el Bureau of Investigative Journalism, se han encargado de analizar e interpretar los informes, incorporando incluso glosarios para entender la complicada terminología militar.
Otros críticos también han asegurado que la publicación de tales informes “son una propaganda a favor de la insurgencia de los terroristas”, al poner de manifiesto las atrocidades cometidas por las fuerzas armadas norteamericanas durante la guerra de Irak y develar nombres de algunos de los informantes del Pentágono, por ejemplo. Tal vez, pero tampoco podemos olvidar que publicar “la verdad” siempre hiere susceptibilidades en aquellos que ejercen el poder. El “terrorismo” no se puede contrarrestar con el “terrorismo de la guerra”, y el “secreto de Estado” no puede ser la excusa para justificar la “violación de los derechos humanos”.

PENA DE MUERTE POR INFORMAR

Mientras continúa el debate en torno al periodismo digital y el caso Wikileaks, el congresista republicano y miembro del Comité de Inteligencia del Congreso de los Estados Unidos, Mike Rogers, afirmó en una entrevista radial en Michigan que la traición en tiempos de guerra es un delito capital que se castiga con la pena de muerte.
Lo cierto es que el futuro de Manning y de Assange, figura sombrío, al medirse ante el poder del imperio norteamericano. Pero, merece la pena preguntarse: ¿quiénes deben ser juzgados, sus jefes responsables de la carnicería en Afganistán o un joven soldado que se jugó su vida por denunciarla y un periodista que publica verdades incómodas? Julian Assange manifestó ante el Parlamento Europeo que Bradley Manning es una prioridad moral; también lo es para los activistas de la campaña “Salvar a Bradley Manning” que desde la red se han movilizado para llamar la atención del mundo sobre la situación de este joven acusado por defender los Derechos Humanos.
“Dios sabe lo que sucederá a partir de ahora. Espero que haya una gran discusión mundial, debates, reformas. Si no es así, estamos condenados como especie”, expresó Manning a través de una conversación vía chat con el Hacker que lo ayudó a filtrar la información a Wikileaks, Adrian Lamo.

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