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“Los Rostros de Palmira en Aquilea”

Marinellys Tremamunno / Corresponsal de YI en Roma

“Volti di Palmira in Aquileia” es la primera muestra en Europa, dedicada a la ciudad de Palmira, luego de los recientes ataques terroristas. En el marco de esta fascinante exposición que estará abierta al público hasta el 03 de octubre en el Museo Arqueológico Nacional de Aquilea (Italia), Yo Influyo entrevistó al presidente de la Fundación Aquilea, el embajador Antonio Zanardi, para conocer el valor patrimonial de esta exposición, pero sobre todo cómo la preservación de nuestras raíces es posible la construcción de la paz.

Hola amigos, me encuentro en compañía del embajador Zanardi, para conversar de una particular exposición sobre “Los Rostros de Palmira en Aquileia”. Embajador, usted es el presidente de la Fundación Aquileia, nos cuenta que va a encontrar el visitante en esta particular muestra. 

El visitante del Museo Arqueológico Nacional de Aquilea encontrará dieciséis piezas de Palmira, dieciséis estatuas en alto relieve de Palmira, colocadas de alguna manera el fondo de piezas de Aquilea para hacer entender cuáles eran las relaciones entre las dos ciudades en el siglo III d. C. Dos ciudades muy lejanas una de la otra, pero que compartían elementos importantes: ser lugar de intercambio entre Este y Oeste. Dos orientes diferentes, el de los Balcanes para Aquilea, el de la Persia para Palmira, y sujetos a muchas influencias culturales y artísticas. En fin, lugares en donde la convivencia se había convertido en paradigma. Hemos querido mostrarlas juntos, para evidenciar cómo Palmira era más refinada en el siglo III d. C. que Aquilea, donde todavía se producían obras de arte importantes, pero un poco rústicas, un poco menos elaboradas y menos refinadas que aquellas de Palmira. Quisimos hacerla (la muestra) en estos meses para llamar la atención sobre lo que está ocurriendo en muchas partes del Oriente Medio y del Norte de África. Es decir, la destrucción de monumentos y de obras de arte para borrar la memoria, para negar tiempos pasados en donde hubo una coexistencia pacífica, productiva y fructífera entre personas de diferentes razas, diferentes idiomas, diferentes religiones. En este Mediterráneo en donde tantos tienen problemas de convivencia en estos primeros años del tercer milenio, creemos que es útil para hacer reflexionar a las personas sobre el enorme daño que se está realizando en estos tiempos al patrimonio sirio, al patrimonio iraquí, al patrimonio líbico; pero que no sólo hace daño a la identidad cultural de los sirios y de los iraquíes, sino que también hace un daño cultural a nuestra identidad como italianos, europeos y occidentales. Y por eso, lo que está sucediendo, no puede dejar de preocupar también al continente norteamericano.

La destrucción de las obras de arte es parte de un diseño mucho más amplio, más grande, que es la destrucción de la memoria como tal y que, además de las obras de arte, destruir algo aún más vivo y más importante, que es la existencia de las comunidades cristianas, católicas y ortodoxas en el Medio Oriente e incluso no cristianas. Recordemos el año pasado la persecución contra los Yihatzidi y la alteración de la estructura social de los países que han sido socios importantes de Italia y Europa durante años. Se trata de una especie de trituración de la memoria, que tiene un propósito político bien definido, bien preciso y nosotros con esta exposición quisiéramos intentar de contrarrestar, quisiéramos intentar conservar la memoria de grandes civilizaciones, de grandes ideas, de grandes formas de arte que han contribuido a formar la identidad cultural de Occidente.

También se habla de la reconstrucción de estos territorios en futuro, ¿cómo ven desde la Fundación Aquileia esta posibilidad de reconstrucción de las zonas en conflicto?

La idea de la reconstrucción es una idea lanzada y apoyada fuertemente por un gran arqueólogo italiano, llamado Paolo Mattia. El profesor Mattia cree que no sólo se puede reconstruir, se debe reconstruir, como una afirmación de la voluntad de conservar la memoria. Hoy en día, con las técnicas modernas, todo es posible hacerlo. Por supuesto, el daño queda, un daño grande y grave: no se podrán reconstruir lo que eran las comunidades cristianas en el Medio Oriente, lo que eran las sociedades de los países del Oriente Medio. Temo que es un daño permanente. Lo que será el futuro de la Siria aún no podemos decirlo, depende de los sirios, pero no sólo de los sirios. Estamos siguiendo con gran interés lo que está sucediendo en las últimas semanas con las negociaciones entre las partes sirianas, incluso entre las grandes potencias que se han involucrado en Siria. Creo que el capítulo sigue aún abierto y que es demasiado pronto para saber si se logrará tener una sola Siria que reanudará una vida normal, o si el país será de alguna manera diviso en áreas con amplia autonomía, completamente separadas. Este es uno de los grandes peligros que existen en Siria y en el Mediterráneo, esta tendencia de la explosión de los países que hace que todo sea mucho más complejo, mucho más difícil para la individualización de interlocutores válidos con quienes negociar el futuro y la paz.

El Papa Francisco ha alertado en tantas ocasiones sobre la guerra a pedazos que se vive en el mundo y que evidentemente también se vive en parte del Oriente Medio, ¿cómo el patrimonio cultural y su preservación puede contribuir a evitar en futuro esta guerra a pedazos?

El Papa fue el primero en tener esta intuición de que estaba teniendo lugar una guerra mundial en pedazos. Al momento la frase nos sorprendió, pero hoy en día, luego de algunos meses, luego de semestres, vemos qué tan cierta era esta visión del Santo Padre. Desafortunadamente esta guerra mundial a pedazos no se limita únicamente al cercano Oriente Medio, sino que se ha extendida en gran parte del territorio, porque vemos que en los países del Lejano Oriente y en el sudeste asiático en este momento se viven momentos muy difíciles, sin hablar del África Subsahariana. ¿Cómo utilizar el patrimonio mundial? Es difícil, no es una cosa simple. Nuestras exposiciones quieren ser un gesto político, quieren transmitir ideas políticas, sin embargo, no son los instrumentos que realmente pueden resolver el problema. Pero pueden ser una gota en el río que debe formarse y que puede contribuir a esa gran batalla cultural que será la única receta para superar las dificultades que afronta el Mediterráneo en los últimos años. Nos gustaría que los musulmanes de segunda generación, tercera generación, nacidos principalmente en Bélgica, en Inglaterra, en Francia, y ahora también en Italia, que es un país de inmigración más reciente, logren entender que lo que mostramos, éstos elementos de semejanza que queremos evidenciar, revelan una herencia que pertenece también a ellos, que pertenecía a sus antepasados, que pertenecía a sus países y deseo que con estas exposiciones ellos también se sientan orgullosos de una cultura común, fuerte y compartida …

Grazie mille ambasciatore! 

Sin duda lo importante es no olvidar nuestras raíces, nuestro patrimonio de la humanidad. Muchísimas gracias, esto es Yo Influyo, soy Marinellys Tremamunno desde Roma…

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