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Santa Sede actualiza la Pastoral de la Salud

La Santa Sede ha revisado y ampliado la Carta de los Trabajadores de la Salud. El corredactor del documento, Antonio Gioacchino Spagnolo, nos explica las novedades de esta guía que nos permite entender cómo afrontar los problemas éticos en el sector de la salud

Por Marinellys Tremamunno para Diario Los Andes (Venezuela)

“Cada intervención médica en el ámbito de la procreación, tiene que tener una función de asistencia, jamás de sustitución del acto conyugal”. Se lee en la Nueva Carta de los Trabajadores de la Salud, presentada recientemente en Vaticano. ¿El Motivo? Porque “el hijo no nace come un don de Dios, sino como un producto de laboratorio”. Y por ende advierte que existe el riesgo que el hombre asuma al hijo como “su exclusiva propiedad, totalmente dominable y manipulable” y no como “una realidad sacra bajo su amorosa custodia”.

La Carta de los Trabajadores de la Salud es una guía creada por Papa Juan Pablo II y nos permite afrontar las dudas doctrinales y prácticas que pueden tener los trabajadores del sector bajo los principios del Magisterio de la Iglesia, principalmente ante los nuevos retos que surgen con los avances médicos. La primera carta fue publicada en el año 1994 bajo la supervisión del Cardenal Fiorenzo Angelini, ahora esta nueva edición presenta “una revisión y una actualización con un lenguaje más accesible y actual”, explicó el Presidente del Consejo Pontificio para los Trabajadores de la Salud Zygmunt Zimowski.

Para entender las novedades conversamos con uno de los redactores, además profesor de bioética en la Universidad Santa Cruz de Roma, el doctor Antonio Giocchino Spagnolo, quien indicó que las novedades son presentadas en tres grandes ámbitos: Generar, Vivir y Morir.

GENERAR. “Han sido indicadas una serie de novedades relacionadas, sobretodo, con la posibilidad de aclarar mejor los criterios de fertilidad y, por lo tanto, las posibilidades que desde el punto de vista científico y ético pueden ser ofrecidas para dar una respuesta a los que sufren de infertilidad conyugal. En este sentido, por ejemplo, también los métodos naturales no sólo dirigidos a retardar o distanciar el embarazo, sino también para establecer momentos privilegiados para que pueda haber fecundación”.

VIVIR. “Se reiteró la legitimidad del uso de las vacunas, que en pasado se tenían dudas desde el punto de vista moral”. Y se establecen como “inmorales” algunos tipos de trasplantes de órganos, como el cerebro y las gónadas (ovarios y testículos), pues están conectados directamente con “la identidad personal y procreativa de la persona y la medicina lo debe tutelar”, se lee en el documento.

MORIR. “Se reiteró firmemente la dignidad en las etapas finales de la vida. Las decisiones sobre el paciente se deben tomar con una asesoría personalizada. No es suficiente que sean dadas directivas con leyes y normas prácticas, porque cada situación es diferente y deben ser evaluadas por todas las personas que están alrededor del paciente”. Se reitera la frase de Papa Juan Pablo II: “La Eutanasia es un acto homicida que nadie puede legitimar”.

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