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Las manos de China en las minas de Venezuela

“Venezuela es el país del hemisferio occidental con mayor inversión china”, informó Gerardo Berthin, de Freedom House. Una inversión que incluye el sector minero, ayudando al régimen a eludir las sanciones. Y, como mano de obra, son usados los grupos revolucionarios, como las Farc colombianas.

MARINELLYS TREMAMUNNO / BRUJULA COTIDIANA

“Venezuela es actualmente el país del hemisferio occidental con mayor inversión china”, con “68 mil millones de dólares en préstamos desde 2007 y la firma de casi 490 acuerdos en diversas áreas”. Así lo informó Gerardo Berthin, director de Programas para América Latina y el Caribe de Freedom House, en las palabras de bienvenida del evento virtual “Relaciones sino venezolanas y sus implicaciones para América Latina y el Caribe” que se llevó a cabo este jueves 08 de abril, organizado en alianza estratégica con el Centro de Investigación Chino Latinoamericano de la Fundación Andrés Bello de Colombia.

El director de Freedom House destacó que “lo más interesante” de esta relación es que “se desconocen los términos y las condiciones del 65%” de los contratos, mientras que hay información parcial del 22% y sólo 12% es público. Pero ¿qué hay detrás de estos acuerdos ocultos? La respuesta la encontramos en las investigaciones que ha desarrollado la Fundación Andrés Bello con el auspicio de Freedom House, que intentan escudriñar las relaciones bilaterales entre China y Venezuela, “que han generado gran afectación en la vida” de los venezolanos.

El panel de expertos estuvo moderado por la chilena Sascha Hanning de la Fundación para el Progreso y contó con la participación del director ejecutivo de la Fundación Andrés Bello, Parsifal D’Sola; la Profa. Martha Ardila, politóloga de la Universidad Externado de Colombia; el Prof. Paulino Betancourt, investigador de la Universidad Central de Venezuela y miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat; y el periodista venezolano Jesús Hermoso.

“La creación del Arco Minero del Orinoco en 2016 y los convenios con China alrededor de la explotación aurífera con el paralelo auge de la minería ilegal, ha plagado el sur de Venezuela de conflictividad”, indicó Gerardo Berthin, para poner el foco de este primer encuentro virtual, que forma parte del ciclo de podcast que han denominado “Café y Seda”, que periódicamente profundizará en las relaciones sino-venezolanas. El proyecto “Arco Minero del Orinoco”, fue instituido por Nicolás Maduro a través de un decreto el 24 de febrero de 2016, tiene una superficie de 111 mil kilómetros cuadrados (12% del territorio de Venezuela) y cuenta con 7 mil toneladas de reservas de oro, cobre, diamante, coltán, hierro, bauxita y otros minerales de alto valor industrial.

Si bien la explotación minera es tan sólo uno de los tantos intereses que tiene China en Venezuela; para el régimen es la tabla de salvación para obtener liquidez, evadir las sanciones y garantizar su supervivencia. “El régimen de Maduro se beneficia directa e indirectamente de la minería ilícita del oro. El sector minero involucra a empresas estatales y privadas, obtiene minerales de las minas que no se encuentran registradas y exporta a otros países como China, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos. Las ganancias de estos intercambios van a las arcas del régimen de la nación, dándoles el dinero necesario para poder eludir la presión financiera internacional por las sanciones impuestas tanto por Estados Unidos como por Europa”, explicó el Prof. Paulino Betancourt. En el caso específico de las empresas chinas, Betancourt explicó que a través de sus investigaciones pudieron confirmar que “usualmente estas empresas se registran con otro nombre y las personas que están encargadas del traslado y custodia de los minerales hasta los aeropuertos o puntos de salida, a través de la frontera de Colombia, usualmente son grupos irregulares”. Es decir, “la relación que se ha mantenido en las zonas mineras ha sido de cooperación entre los grupos irregulares y las empresas chinas”, puntualizó.

¿Cuáles grupos irregulares? La profesora Martha Ardila informó que se trata no sólo de las Farc sino además del ELN, entre otros grupos al margen de la ley que operan libremente en territorio venezolano. “En particular, en la frontera Arauca-Apure, son bien conocidas las explotaciones ilegales que tienen que ver con el oro… Hay vínculos entre esta situación fronteriza, el conflicto interno, los grupos al margen de la ley y el narcotráfico”. Y participa también el ejército venezolano: el director de la Fundación Andrés Bello, Parsifal D’Sola, precisó que “en muchos casos los dueños de estas empresas son militares o exmilitares venezolanos que dan la fachada de que es una operación nacional, por eso es difícil saber el impacto”. Además, “no se puede menospreciar la presencia de empresas turcas, iraníes y rusas que también tiene presencia en el país”, agregó.

Cuando Maduro creó el Arco Minero, también creó una “Zona Económica Militar” para proteger sus negocios, dando derecho a sus fuerzas armadas a participar en todas las actividades mineras, incluso en aquellas actividades no tan lícitas. “Esto es posible gracias a la zona especial, que se crea para dar anonimato a las empresas chinas”, indicó Parsifal D’Sola. Además, el régimen se blindó aún más con la Ley Antibloqueo (aprobada el 09 de octubre de 2020), que en su artículo 35 le otorga el carácter de “reservado, confidencial o de divulgación limitada” a cualquier “expediente, documento, información, hecho o circunstancia” que Maduro considere oportunos, prohibiendo así el acceso a toda “documentación que haya sido calificada como confidencial o reservada”. Si un periodista se atreve a acercarse a estos asuntos “confidenciales”, es retenido o incluso puede llegar a ser asesinado, como confirmó Jesús Hermoso.

Pero, a pesar de la censura, el prof. Betancourt ha podido confirmar la presencia de inversión china en la explotación minera del oro al sur de Venezuela a través del trabajo de campo y su actividad “ha traído como consecuencia la deforestación de bosques y contaminación de los ríos, al punto que algunos de estos contaminantes han llegado a Parques Nacionales como el Parque Nacional Canaima”. El director de la Fundación Andrés Bello, Parsifal D’Sola, concluyó que “el caso China-Venezuela es el ejemplo de cómo no se debe tratar con China. Es un caso que debe ser estudiado y tomado como punto de referencia” para que no se repitan los mismos errores.

Y más allá de los intereses económicos, todos los panelistas coincidieron en que la potencia asiática usa Venezuela como trampolín para generar un cambio geopolítico en la región, en detrimento de los Estados Unidos. “El interés de la relación de China con Venezuela es geopolítico y geoestratégico, porque no hay un retorno económico de la (enorme) inversión que han hecho los empresarios chinos en Venezuela… El único resultado lo ha tenido el partico comunista chino, que usa Venezuela como un trampolín para entrar en la región”, indicó Jesús Hermoso..

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