El presidente del Colegio de Médicos de Cosenza denunció que los títulos universitarios de los más de 270 médicos cubanos en territorio italiano no han sido verificados.
MARINELLYS TREMAMUNNO / CUBANET
ROMA, Italia. – Cuando parecía que la propaganda política estaba haciendo pasar como exitosa la presencia de los médicos cubanos en Italia, apareció una voz crítica, la del doctor Eugenio Corcioni, presidente del Colegio de Médicos de Cosenza, uno de los grupos gremiales de Calabria.
Los cubanos “no son médicos porque nadie en Italia ha verificado sus calificaciones”, dijo Corcioni en una entrevista publicada por el periódico Corriere della Sera.
Como era de esperarse, la denuncia del representante gremial generó una ola de polémicas en la cual participó el artífice de la llegada de los cubanos a Calabria, el gobernador Roberto Occhiuto, y la embajadora cubana en Italia, Mirta Aurora Granda Averhoff. El primero acusó de “racista” al médico italiano, pero sin dar respuestas claras sobre el proceso de contratación; mientras que la diplomática repitió el discurso sobre las supuestas bondades del sistema sanitario cubano.
En medio de la polémica, CubaNet entrevistó a Corcioni, quien confirmó su preocupación por la presencia de más de 270 médicos cubanos en Calabria: “El problema es que en Italia no ha habido un proceso de reconocimiento del título de médico que dé garantías a los ciudadanos; además [los médicos cubanos] no conocen el idioma y objetivamente no tienen información sobre nuestra tecnología. Entonces, ¿hacia dónde vamos? Tanto es así que, mientras todas las regiones quieren regular los médicos extranjeros que trabajan en Italia, solo Calabria insiste en bloquear cualquier iniciativa regulatoria a nivel nacional”.
Desde la pandemia de COVID-19, el artículo 13 de “Cura Italia”, como se llamó al decreto que declaró la emergencia el 17 de marzo de 2020, derogó temporalmente la obligación del reconocimiento del título universitario extranjero para el ejercicio de la medicina. Esta medida ha tenido varias prórrogas; la última permite a los médicos extranjeros ejercer la profesión en territorio italiano hasta el 31 de diciembre de 2025.
―¿Hay garantías de que los cubanos que trabajan en Calabria sean verdaderos médicos?
―No, esa es mi preocupación, no hay un reconocimiento oficial de que sean verdaderos médicos. Repito, nadie se ha tomado la responsabilidad de decir por escrito que son médicos regulares. Se aceptaron pasivamente las autodeclaraciones presentadas por la Embajada, que no es un organismo técnico. La comisión creada en Calabria se centró en la evaluación de los currículos con fines laborales, no en la evaluación de las cualificaciones.
―Y en el ejercicio diario de la medicina, ¿cómo ha sido el desenvolvimiento de los médicos cubanos?
―Les cuesta decir que no conocen en absoluto las tecnologías modernas, sin embargo, es evidente que no conocen la cirugía laparoscópica o, aún más grave, no saben lo que es una sutura mecánica, que hoy en día es común en todos los quirófanos de Europa. Y, a pesar de esto, muchas veces nos vemos obligados a dejarlos operar, con las consecuencias que eso conlleva. Lo moderno les resulta absolutamente desconocido.
―La embajadora cubana aseguró en una entrevista que los médicos cubanos estudian 10 años y recorren el mundo, mientras que a usted el gobernador de Calabria lo acusó de “racista”. Más allá de las polémicas, ¿cómo es la receptividad del paciente?
―Los médicos cubanos intentan siempre sonreírle al paciente, esto obviamente es bienvenido por el ciudadano, que obviamente está feliz de encontrar a alguien que sonríe, pero en la mayoría de los casos no entienden lo que dice el paciente. No conocen el idioma y eso es un límite enorme. Por ejemplo, se confunde ostomía con estómago, con las consecuencias técnicas del caso; esto me pasó a mí, para que entiendan el problema que tenemos. Por eso, no se puede decir que no queremos a los extranjeros; en cambio, se debe decir que los médicos italianos pagamos impuestos y tenemos la obligación de cumplir con procedimientos disciplinarios. Ellos están exentos, no se sabe por qué.
―Mencionó un punto clave, la legislación italiana. ¿Cómo han enfrentado el problema de los protocolos médicos en los hospitales públicos?
―Ese es otro defecto estructural: la absoluta incompetencia de las leyes y reglamentos italianos, que a menudo son decisivos en las urgencias para presentar las denuncias. Si llega un herido por arma de fuego, no se puede delegar el caso al único italiano que queda de turno, es una tarea que en realidad debe hacer quien recibió al paciente. Lo más grave es que estamos en un callejón sin salida. Por ejemplo, la Urgencia del Hospital de Cosenza funciona con 14 cubanos y solo con cuatro médicos italianos. ¿Entiende lo que eso significa? Será imposible prescindir de ellos, esta es nuestra realidad; es el inicio del fin del sistema sanitario italiano.
―¿Por qué hay tanta carencia de médicos italianos?
―No es solo un problema de Calabria, es un problema nacional creado por un error de planificación. Perdemos a los médicos que tenemos, porque no solo la sanidad funciona mal, sino que además tenemos una gran lentitud burocrática para hacer los concursos para contratar a nuevos médicos. Otras regiones como Véneto nos roba los médicos porque hacen los concursos en cinco días; aquí tardan años. Entonces, se encontraron con la pacchia [así se llama en Italia al dinero fácil] de los cubanos y contratan a través de una resolución, sin verificación alguna y sin concursos, por la vía excepcional. ¿No podían lograr el mismo poder político para contratar con la misma rapidez a los médicos italianos? ¿No habría sido decisivo invertir en los jóvenes que escapan? No, por eso el Gobierno ha intentado retrasar la jubilación de los médicos, pero, obviamente, con las posibilidades que hay de trabajar en el sector privado, el médico italiano si puede se va; está desesperado de trabajar en un hospital en donde no tiene un cambio de guardia o en donde tiene que hacer el trabajo administrativo del cubano, porque el cubano no puede hacer un informe adecuado según la autoridad judicial. Todo se está desmoronando.
―¿Qué nos puede decir sobre la libertad de los médicos cubanos presentes en Calabria?
―Hasta donde yo sé, tienen poca capacidad para moverse, son vigilados. He leído el reglamento disciplinario de los trabajadores cubanos y es una cosa feroz; me asombra cómo los sindicatos italianos aceptan relaciones de dependencia de este tipo, con una ley extranjera que gobierna a los trabajadores en nuestro territorio, sin respeto a los principios y las libertades democráticas. No pensé que se pudieran escribir tantas ilegalidades en una ley.