La verdadera historia de los médicos cubanos en Italia
La llegada a Italia de las batas blancas de Cuba y China ha sido presentada como la panacea contra todos los males que sufre el país por el coronavirus
Por MARINELLYS TREMAMUNNO para DIARIO LAS AMÉRICAS
La llegada de las batas blancas de Cuba y China ha sido presentada como la panacea contra todos los males que sufre Italia por el coronavirus. Pero es falso: es parte de un plan de ideologización, que además cuesta mucho dinero a Italia. Mientras que resulta inexplicable por qué no han sido incorporados los más de 200 profesionales de la salud Ítalo-venezolanos que viven en la península, muy bien preparados y perfectamente integrados.
En los últimos días, hemos visto en casi todos los medios italianos la gran campaña de propaganda y de alabanzas hacia el régimen de Cuba, por un contingente de médicos y enfermeras que el domingo pasado llegó a Milán Malpensa. Es la Brigada Henry Reeve y fueron vendidos a la opinión pública como la panacea que salvará a Italia del mal. Incluso los periódicos de tendencia liberal y de derecha destacaron el entusiasmo y la gratitud al equipo cubano por su llegada a Italia: 23 médicos de base, 3 neumólogos, 3 médicos de cuidados intensivos, 3 especialistas en enfermedades infecciosas, 3 médicos de emergencias y 15 enfermeras, todos ya están activos en el hospital de campaña instalado en Crema para atender la emergencia por el COVID-19.
Pero no todo lo que brilla es oro, se dice en mi país de origen, Venezuela. Los médicos cubanos no son expertos en la lucha contra el coronavirus, ni se dedican a hacer actos de solidaridad. Mucho menos Italia necesita gastar miles de euros para traer a 52 personas de La Habana, cuando cuenta con cientos de especialistas ya en su territorio listos para actuar y salvar vidas. Y todo esto puedo afirmarlo con mucha autoridad porque de alguna manera estuve involucrada en esta triste historia. Procedo a aclarar punto por punto.
Inicio desde el final. La región de Lombardía no necesitaba traer médicos cubanos a Italia. Como presidente de la organización sin fines de lucro «Venezuela: la pequeña Venecia» (Venezuela: la piccola Venezia Onlus), he puesto a disposición de Lombardía un contingente de más de 200 profesionales de la salud Ítalo-venezolanos que se encuentran en Italia: para ser precisos, hemos entregado en dos ocasiones (los días 14 y 18 de marzo, según los correos electrónicos que envié personalmente) una base de datos de 168 médicos (que incluye expertos en cuidados intensivos, anestesiólogos y especialistas en enfermedades infecciosas), además de 38 enfermeras y 18 biólogos, “disponibles casi de inmediato para trabajar en el emergencia”, escribí al Director General de Bienestar del gobierno regional, Luigi Cajazzo.
Inicialmente, nuestra propuesta fue bien recibida, ya que el Consejero de Bienestar de Lombardía, Giulio Gallera, confirmó: «Los médicos de Venezuela que ayudarán a nuestros profesionales en los hospitales durante la emergencia del coronavirus no están vinculados al régimen actual, con el cual no hay negociaciones en curso. En cambio, éstos son trabajadores de la salud, exiliados y autónomos, que pertenecen a la asociación ‘Venezuela, la pequeña Venecia’ desde hace tiempo activa en nuestro país, y que por razones burocráticas en este momento no pueden ejercer la profesión y se ponen a disposición del sistema lombardo para fortalecer el personal de nuestras estructuras», se lee en el comunicado de prensa publicado el 14 de marzo en la página web Lombardia Notizie Online (comunicado aquí).
Y el gobierno nacional no puede decir que no sabía sobre la existencia de los médicos ítalo-venezolanos. Durante al menos tres años, nuestra asociación (conjuntamente con el presidente del Comités de Italianos en Barcelona, Alessandro Zehentner, y un grupo compacto de asociaciones venezolanas en Italia) ha estado luchando por el reconocimiento de las títulos universitarios venezolanos, en particular de los médicos, dada la gran cantidad de profesionales que viven en Italia, incluso con dos o tres especializaciones y décadas de experiencia, pero que no pueden ejercer porque se encuentran atrapados en la burocracia del gobierno. Por tal razón, a petición nuestra, el 29 de enero (cuando todavía no existía la emergencia coronavirus) el senador Giovanbattista Fazzolari (del partido Fratelli d’Italia) presentó una instancia a dirigida a los Ministros de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional, de Salud, del Interior y de Educación, pidiendo “proceder sin demora para adoptar medidas regulatorias para habilitar a los ítalo-venezolanos en Italia para el ejercicio de las profesiones médico-sanitarias” (documento publicado en la web oficial del Senado, lee aquí).
Motivos que llevaron al propio Fazzolari a proponer la habilitación profesional y el reclutamiento de los profesionales de la salud Ítalo-venezolanos presentes en el territorio para enfrentar la emergencia. Solicitud que se convirtió en el Artículo 13 del decreto «Cura Italia» (publicado en Gaceta Oficial el pasado 17 de marzo), y que hoy permite que los profesionales de la salud con títulos universitarios obtenidos en el extranjero puedan ejercer temporalmente. «Debido a las dificultades de la comunidad ítalo-venezolana en el reconocimiento de los títulos de estudio en Italia, como consecuencia de la actual crisis política venezolana y del elevado número de ciudadanos ítalo-venezolanos o venezolanos presentes en el territorio nacional, la Comisión mencionada en el párrafo anterior evalúa la conformidad de los títulos de estudio y las habilidades profesionales, procediendo a la habilitación profesional y el reclutamiento en función de la duración de la emergencia epidemiológica y de las necesidades de personal del Servicio Nacional de Salud”, se lee en el documento en mi poder, presentado por Fazzolari al Ministro de Economía, Roberto Gualtieri.
En cambio, prevalecieron los intereses políticos e ideológicos, antes de la verdadera necesidad de los lombardos. El artículo que iba a ser la puerta de entrada de un batallón de más de 200 profesionales de la salud ítalo-venezolanos que ya son residentes regulares en Italia, para ayudar hombro a hombro a los médicos italianos durante la emergencia, se ha convertido en un bumerán contra el pueblo italiano, allanando el camino para que los médicos cubanos, chinos y rusos invadieran Lombardía. ¿Y por qué este bumerán afecta al pueblo italiano? Porque no es casualidad que el gobierno de Giuseppe Conte haya hecho entrar en un abrir y cerrar de ojos a tres países antidemocráticos con la excusa de la solidaridad. Así como no es casualidad la campaña de propaganda que hemos visto en casi todos los medios de comunicación italianos. Entonces, una vez aclarado que no se necesitaban médicos venidos de otros países porque los recursos humanos estaban en casa, es obvio que el amor surrealista del Movimiento 5 Estrellas por los países comunistas está llevando a Italia por caminos muy peligrosos.
Ahora también es necesario aclarar que los países comunistas no hacen solidaridad. En particular, la misión médica cubana, en vez de una misión humanitaria, es un mecanismo eficiente que no solo aporta dinero a la dictadura (porque el régimen cobra entre $4,000 y $6,000 al mes por cada médico), sino que también sirve para inocular el Virus comunista en las capas más pobres y vulnerables de las sociedades en las que se infiltra para exportar su sistema represivo e incluso el adoctrinamiento. Los venezolanos sabemos muy bien cómo funciona: en la época de Hugo Chávez fuimos invadidos por más de 40 mil personas (no todos médicos), quienes “tenían una función política, identificaban quién era opositor al gobierno, adoctrinaban a los pacientes y actuaban como agentes de inteligencia para preservar el régimen chavista en Venezuela”, explicó el embajador del gobierno interino de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Gustavo Tarre Briceño. Si de desea profundizar, debe leer el artículo «Médicos cubanos para estalinizar América Latina«, publicado por la Brújula Cotidiana el pasado 21 de enero.
Lo más absurdo de esta triste historia es que sucedió en una región bajo el control de la Liga. Todavía no puedo entender cómo es posible que el partido que promueve el soberanismo y se autodenomina de “derecha social”, no haya reaccionado contra esta invasión silenciosa. De hecho, de las declaraciones de Gallera está claro que fue promovida por él, en prima persona: “el lunes pasado (16 de marzo) había escrito al Ministro de Salud cubano, había escrito el viernes pasado (20 de marzo). El domingo, mientras salía de la ducha, sonó el teléfono y era el embajador cubano, quien me informó que no sólo estaban disponibles, sino que se honraban a venir a Italia para ayudarnos. Me dirigí al presidente, de inmediato activamos lo que se necesitaba, es decir los contactos diplomáticos. También hemos solicitado y obtenido del gobierno un avión para poder buscar a estas personas rápidamente, en el arco de una semana…”, confesó con orgullo durante la conferencia de prensa del 24 de marzo.
¿El resultado? Hoy en el hospital de Crema están buscando voluntarios bilingües (italiano-español) para ayudar a los médicos cubanos en las traducciones, además del costo desconocido que sin duda se ha pagado para traer a los médicos cubanos a Italia. Oportuno preguntarse, ¿quién ha avalado la profesionalidad de estos médicos? ¿Es conveniente exponer a traductores externos al virus para hacer de intérpretes, cuando hay más de 200 profesionales de la salud Ítalo-venezolanos que residen en Italia, hablan italiano y están listos para trabajar en la emergencia?
“La gestión de la disponibilidad de los médicos ítalo-venezolanos de parte de Gallera y de Fontana, lamentablemente es sólo uno de los muchos episodios que muestran la falta de preparación de la Región de Lombardía en el manejo de la emergencia. Incluso en el caso de los médicos ítalo-venezolanos, Gallera decidió centrarse en los anuncios de televisión y su reivindicación contra el Gobierno, para luego no hacer nada en términos de hechos. Realmente es una pena. Esperamos que la norma aprobada en el decreto de Cura Italia permita a las regiones italianas contar con la ayuda de los médicos y enfermeros venezolanos lo antes posible”, dijo la diputada Lia Quartapelle (PD), líder del bloque parlamentario de la Comisión de Exteriores de la Cámara de diputados. Lia también lucho para obtener este artículo que hoy permite trabajar a los médicos Ítalo-venezolanos; sin embargo, aún esperan la llamada prometida, a pesar de todos esfuerzos que hemos realizado ante la Región de Lombardía. No pueden decir que la falta de recursos humanos los obligó a aceptar la invasión comunista.