Víctor Navarro: “Maduro es un candidato que asesina y que tortura”
Un joven activista venezolano narra cómo transformó el horror que vivió en el centro de torturas más grande de América Latina en el proyecto ‘Realidad Helicoide’, una experiencia de realidad virtual que denuncia los crímenes de lesa humanidad del régimen de Nicolás Maduro.
MARINELLYS TREMAMUNNO / CUBANET
ROMA, Italia -. Este 28 de julio los venezolanos están convocados a votar en unas elecciones presidenciales que no serán ni justas ni transparentes. Pero para entender el contexto en el que los venezolanos irán a las urnas, es importante saber que los últimos diez años han sido catalogados como la “década oscura de Nicolás Maduro” por la ONG Provea (Programa Venezolano de Educación y Acción en Derechos Humanos), una organización sin fines de lucro que defiende los derechos humanos en Venezuela desde hace 35 años.
Según Provea, entre el 2013 y el 2023, “43.003 personas han sido víctimas de violaciones a la integridad personal, que incluyen más de 1.652 víctimas de torturas y 7.309 víctimas de tratos o penas crueles, inhumanas y degradantes”. Además, han sido ejecutadas 10.085 almas en manos de los agentes de los cuerpos policiales y militares controlados por el régimen.
Un verdadero escenario de terror que fue descrito en detalle en el evento “Confronto sui diritti umani in Venezuela” (“Debate sobre derechos humanos en Venezuela”), organizado por el partido Forza Italia el pasado 23 de julio en la Cámara de Diputados del Parlamento Italiano. Entre las diferentes personalidades invitadas, participaron la vicecanciller María Trípoli y la diputada Annarita Patriarca, secretaria de la Oficina de Presidencia de la Cámara de Diputados, y se oyeron los estremecedores testimonios de Olga González, Víctor Navarro y Jesús Alemán.
En el marco de este importante evento y a pocas horas de las elecciones en Venezuela, Cubanet conversó en exclusiva con Víctor Navarro, un joven de 28 años nacido en San Agustín del Sur, una de las zonas más vulnerables de Caracas. Con una historia marcada por la violencia, la pérdida y la injusticia, Víctor es un testimonio vivo de resistencia y superación. Su vida cambió radicalmente cuando fue detenido arbitrariamente por funcionarios del Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional de Venezuela), para ser luego torturado durante cinco meses en El Helicoide, el centro de torturas más grande de América Latina. Hoy, es periodista y es el director del proyecto Realidad Helicoide, una experiencia en realidad virtual diseñada para educar, denunciar y visibilizar los crímenes de lesa humanidad cometidos por los servicios de inteligencia del régimen de Nicolás Maduro.
Háblame de ti, ¿quién es Víctor Navarro?
Crecí en un contexto de mucha violencia; a los 15 años, mi papá fue asesinado, lo que me obligó a crecer rápidamente, trabajando y estudiando al mismo tiempo. Hasta que conocí una fundación llamada Embajadores Comunitarios, que me ayudó a cambiar mi perspectiva y me formó en liderazgo y resolución pacífica de conflictos a través del Modelo de Naciones Unidas. Estuve en República Dominicana, en Nueva York y Washington representando a mi país, entonces fue como un cambio muy transversal de San Agustín a las Naciones Unidas; hasta que me gané una beca para estudiar periodismo en una universidad privada, en la Universidad Monteavila. Pero Víctor también es una persona vulnerable y conocí mis vulnerabilidades cuando me detuvieron arbitrariamente en el centro de tortura más grande de América Latina, el Helicoide, en donde me torturaron física y psicológicamente.
¿Cuándo te detuvieron y por qué?
Me detuvieron un 24 de enero del año 2018. Yo estaba haciendo la tesis para graduarme en la universidad. Rompieron la puerta de mi casa y se metieron casi 35 tipos, encapuchados, con armas largas, todos vestidos de negro. Me secuestraron y me llevaron al Helicoide, acusándome de formar parte de una célula terrorista financiada por Estados Unidos, para acabar con el gobierno de Nicolás Maduro. La verdad es que yo tenía una ONG en la que trabajaba con jóvenes en situación de calle, con jóvenes que después de las protestas habían quedado en la calle y lo que hacíamos era un proyecto de reinserción social, a través de la educación y el trabajo.
¿Qué viviste en El Helicoide?
En El Helicoide viví tortura. Estuve en una celda muy pequeña, con 16 personas. Entre ellas cuatro eran menores de edad, lo cual me impactó muchísimo. ¿Cómo torturas a menores de edad, cómo golpeas a menores de edad y cómo le dañas la infancia a alguien? Yo tenía 21-22 años y ya me choqueaba (afectaba). Imagínate ver un niño de 16 años allí. Me torturaron físicamente, me golpearon muchísimo, me golpeaban en el cuerpo, en la cara. La peor tortura es ver la tortura de los otros. Y ver cómo asfixiaban a alguien obligándolo a que dijera mi nombre. Ver cómo golpeaban a la gente y no los podías ayudar. Era tortuoso, era tortuoso escuchar cómo violaban mujeres. Imagínate una mujer siendo violada por dos o tres oficiales pidiendo auxilio. O que llegue alguien de tu celda y te diga le pusieron corriente en los testículos y luego te amenazan y te digan que el próximo vas a ser tú. Entonces El Helicoide es un lugar que genera miedo, que genera terror. Es un lugar oscuro.
En esos cinco meses, ¿tuviste miedo por tu vida?
Sí, claro, temí por mi vida muchas veces. Temí por mi vida porque me pusieron una pistola en la boca, cargada y desbloqueada. Vi cómo pasaban hombres desfigurados de las golpizas que les daban. Y, además, temes por tu vida porque el nivel de tortura psicológica es tal que no quieres seguir viviendo, porque piensas que la muerte es un elemento sanador para todo lo que estás viviendo en ese lugar; porque además eres 100% consciente de que es injusto.
¿Cómo se transformó esa experiencia negativa en algo constructivo?
Salgo por una negociación política y me prohíben salir del país, me prohíben dar declaraciones en medios, me prohíben tener redes sociales, participar en manifestaciones y me tenía que presentar dos veces en los tribunales penales. Básicamente seguí estando preso. Duré unos meses en Venezuela y luego decidí escaparme y me fui a Argentina en el 2019 como refugiado. Pero, la pandemia exacerbó mi estrés postraumático, y empecé a escribir lo que viví para drenar mis sentimientos. Me había graduado como periodista, pero en Argentina tenía trabajos que no correspondían a mi profesión y eso me estaba frustrando hasta que doy con una persona experta en realidad aumentada. Allí creo una experiencia en realidad virtual, en donde a través de un visor puedes ver cómo vive un preso político en Venezuela. Fue creada con el testimonio de 30 personas que injustamente estuvimos allí detenidos. Hoy somos un grupo que viaja por todo el mundo mostrando cómo vive un preso político en Venezuela y exigiendo la liberación de todos los presos políticos y el cierre de los centros de tortura.
¿Qué esperas del 28 de julio?
Yo espero que el 28 de julio gane Edmundo González junto al liderazgo de María Corina Machado, porque creo que en Venezuela la tortura, la persecución, la detención arbitraria, el asesinato se acaban cuando Maduro salga del poder. Maduro es un candidato que asesina y que tortura, entonces yo espero que ese sea el principio del fin de Maduro.
Con la violencia que me describiste, ¿crees que sea posible lograr un cambio pacífico el 28 de julio?
Me da miedo la exacerbación de la esperanza, si vemos el 28 como el día de la absoluta libertad. Yo creo que el 29 todos nos vamos a parar y vamos a decir ¿y ahora qué? Va a ser un día a la vez, hasta que llegue el día de la salida. No solamente por la brecha que hay entre el día de las elecciones y el día de toma de poder del nuevo Gobierno (casi 6 meses), sino porque es un contexto de mucha violencia, un contexto de personas que tienen relaciones con el narcotráfico, una lucha de poderes tanto interna como externa que puede ser muy importante. Entonces, yo creo que debería ser un proceso transitorio, paulatino y que tenemos que manejar con muchísima responsabilidad. La esperanza ha sido clave, muchas veces me emociono con todo lo que veo, pero creo que el 29 de julio es el día donde la responsabilidad tiene que empezar a sobrepasar la esperanza para que haya una verdadera transición.