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A un mes del adiós a Benedicto XVI

Silencio y humildad al servicio de Dios, son cualidades que resaltan personas allegadas al fallecido papa emérito, cuyo pensamiento final fue dedicado a Jesús

MARINELLYS TREMAMUNNO / DIARIO LAS AMÉRICAS

Roma.- “Jesús, te amo”, fueron las últimas palabras de Joseph Ratzinger antes de su muerte la mañana del 31 de diciembre de 2022. Poniendo fin no sólo a su breve agonía sino también a su inédito rol de Papa emérito.

Benedicto XVI, a sus 78 años, fue el cardenal de más edad en convertirse papa desde 1730; y a sus 95 años, fue el primer papa emérito en morir en más de 600 años y el pontífice que duró más tiempo como emérito (casi 10 años) que en sus años de ejercicio (7 años).

Pero más allá de los hitos históricos, Ratzinger no sólo será recordado por sus aportes teológicos al pensamiento cristiano contemporáneo, sino también por su testimonio de fe con el silencio y la oración. Un hecho reconocido por fieles y expertos que asistieron a su funeral el jueves 5 de enero, donde DIARIO LAS AMÉRICAS estuvo presente.

“La persona en sí de Papa Benedicto es muy importante para la Iglesia actual”, aseguró el seminarista de Campeche, Adrián Novelo. Mientras que monseñor Thibault Verny, obispo auxiliar de Francia, recordó que “era un hombre al servicio de la iglesia, antes que de la teología”.

Por su parte, el padre Juan Enrique Gutiérrez Padilla, originario de Tijuana, asistió junto a un grupo de sacerdotes del Colegio Pontificio Mexicano en Roma, “para agradecer a Dios por la persona de Benedicto XVI, por su magisterio, su testimonio, su grandeza, pero sobre todo por su humildad”.

Así, humildad y silencio fueron las cualidades más recordadas por los presentes en el último adiós al pontífice de origen alemán. “Estoy segura de que fue directamente al cielo, porque fue una persona de la que aprendí la humildad y el silencio en todas las cosas. En el mundo de hoy no es fácil abandonar el poder, porque en el poder está la gloria; pero cuando él se sintió cansado se apartó con humildad, se apartó en silencio”, dijo una peregrina de El Congo.

La ocasión también fue propicia para conversar con el periodista Riccardo Cascioli, director del medio online “La Nuova Bussola Quotidiana”, conocido en español como la “Brújula Cotidiana”. ¿Qué legado nos deja Benedicto XVI? “Creo que fue testimonio primero como teólogo y luego como Papa, pero, sobre todo, al final, como Papa emérito, del primado de la oración, del primado de Dios en la vida de cada uno de nosotros y en la vida de la Iglesia”, dijo.

El experto vaticanista indicó se debe revisar con atención estos últimos diez años de vida del papa emérito, pues con su retiro en vida monástica los mismos “fueron vividos en oración por la Iglesia y por el mundo”. Aseguró que “Benedicto XVI estuvo allí para ser testimonio de que sólo puede nacer una sociedad humana perteneciendo a Dios, recolocando a Dios en el centro de todo”.

No fue casualidad el grito que se escuchó insistentemente en la plaza durante su funeral: “santo súbito”, corearon al unísono los jóvenes sacerdotes que concelebraron la ceremonia presidida por el papa Francisco. Según Cascioli es la “generación Ratzinger” que maduró su vocación durante el corto pontificado del papa teólogo.

“Pero si algo nos enseña la muerte de Benedicto XVI y su funeral es que en este pueblo piadoso y orante reside la esperanza de la Iglesia: un pueblo irreductible a las ideologías y diatribas de la política eclesiástica, que vive feliz y seguro de un destino claramente señalado, incluso en un tiempo de gran turbulencia y confusión; un pueblo que ya ha dicho sí y está decidido a vivir aquella llamada profunda que resonaba en el testamento espiritual de Benedicto XVI: ‘¡Permaneced firmes en la fe!’”, concluyó Riccardo Cascioli.

La vida de Joseph Ratzinger al servicio de la Iglesia deja tras de sí una luz de esperanza. Así lo evidenció una peregrina italiana: “Sé que llegará tanta ayuda para la Iglesia. Los frutos de estos 10 años deben llegar y llegarán, estoy segura…”, puntualizó.

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