«El pueblo de Taiwán y su historia deben ser respetados»
El padre misionero Gianni Criveller, que ha vivido y trabajado en ese país, argumenta que en Taiwán existe libertad, pluralismo y diálogo entre creyentes
MARINELLYS TREMAMUNNO / DIARIO LAS AMÉRICAS
Roma.- Las relaciones diplomáticas entre la República de China (Taiwán) y la Santa Sede han llegado a su 80º aniversario. Una fecha importante, considerando que el Vaticano es el único país en Europa que reconoce a Taiwán como país independiente y que el próximo mes de octubre se vence el Acuerdo Provisional de la Santa Sede con la República Popular China, sellado el 22 de septiembre del 2018.
“Son 80 años de amistad, caracterizados por un camino de fraternidad, solidaridad y defensa de los más débiles y vulnerables”. Así lo destacó el Embajador Matthew S.M. Lee durante el discurso de bienvenida de la conferencia “Formosa Taiwán, tierra de Dios”, celebrada recientemente con la presencia de importantes personalidades del mundo vaticano.
“Taiwán es una tierra de Dios, todavía hay mucho trabajo por hacer juntos, necesitamos avanzar dejándonos guiar por el Espíritu Santo”, expresó el secretario del Dicasterio para la Evangelización, monseñor Protase Rugambwa, en señal de apoyo a la isla. “Es urgente dar un impulso fuerte y decisivo a su evangelización, para que se convierta en una realidad decisiva para la evangelización en Asia”, dijo.
Asimismo, el evento contó con la participación de tres importantes sacerdotes, que han trabajado y vivido en Taiwán durante muchos años: el misionero del PIME, padre Gianni Criveller; el misionero camiliano, padre Felice Chech; y el subsecretario del Dicasterio para el Diálogo, Padre Paulin Batairwa Kubuya. El moderador fue el prof. Peter Kuo Hsioung Chiang.
En Taiwán, “la Iglesia es libre y en paz” fue la frase que se replicó en cada uno de los testimonios de la jornada. Sin embargo, “ningún Papa ha estado en Taiwán”, subrayó el padre Gianni Criveller, haciendo un llamado a los presentes: “Taiwán no puede ser considerado como un mero legado histórico del que uno puede liberarse. Hay libertad, pluralismo, diálogo entre creyentes de diferentes religiones y democracia”. Estas palabras motivaron el interés de una entrevista exclusiva de DIARIO LAS AMÉRICAS con el padre Gianni Criveller.
– ¿Qué se puede esperar para el futuro de las relaciones entre la Santa Sede y Taiwán?
A veces escuchamos de personas que, en mi opinión, no conocen Taiwán y no lo aman como se merece, que dicen que Taiwán debe quedar al margen para lograr resultados diplomáticos con la China Comunista. Pero soy de la opinión de que el pueblo de Taiwán, la historia de Taiwán, la Iglesia y la comunidad religiosa de Taiwán deben ser apreciados y respetados. Por supuesto, con la intención de que el bien que existe en Taiwán, como el bien de la libertad, el bien de la paz, el bien del diálogo entre diferentes religiones, el bien de la democracia pueda difundirse en otras zonas de China.
– El Papa Francisco hizo una valoración positiva del acuerdo entre China y la Santa Sede, en una entrevista dada recientemente a Reuters, ¿usted qué opina?
El Papa también dijo el año pasado, hablando a una televisión española, que era consciente de la dificultad de este acuerdo, de los resultados insuficientes frente a las expectativas y de que el diálogo debe llevarse a cabo incluso cuando no se alcancen todos los resultados que uno quisiera. No creo que el Papa no conozca las dificultades de este acuerdo, por lo que espero sinceramente que se realice su deseo de un mayor diálogo, de una mayor libertad para la Iglesia en China. Desafortunadamente, en el terreno no vemos los resultados deseados.
– En Taipéi, sin embargo, se mantiene una nunciatura sin nuncio…
Yo diría que por el momento se deben diferenciar dos temas: la cuestión diplomática, con el reconocimiento a través de un intercambio de representaciones diplomáticas, y la cuestión del acuerdo pastoral con China. No creo que a corto plazo la Santa Sede pueda establecer una relación diplomática con la República Popular China, todavía existen muchas dificultades y creo que son causadas principalmente por la política religiosa de la República Popular China, que aún no es adecuada para un verdadero intercambio de paridad. No creo que (en la Santa Sede) exista la ilusión de que las cosas van bien en China y lamento profundamente que los resultados no hayan sido a la altura de las expectativas, pero no por falta de compromiso de la Santa Sede, sino por falta de una respuesta a la altura de la otra parte.