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Como una madre amorosa, la Iglesia intensifica lucha contra pedofilia

Por Marinellys Tremamunno para YO INFLUYO (México)

La Carta Apostólica “Como una madre amorosa” del Papa Francisco por primera vez establece normas claras de cómo deben actuar los obispos ante los casos de abusos de menores de edad dentro de la iglesia católica. Desde Roma, Yo Influyo entrevistó al sacerdote italiano Don Fortunato Di Noto, conocido por su constante lucha contra la pedofilia. Nos cuenta las novedades de este documento, que entrará en vigor el próximo 05 de septiembre.

¿Nos podría explicar qué cambios puede traer este nuevo documento?

Es un documento importantísimo porque podemos decir de manera muy clara que los obispos no pueden dormir más tranquilos, al contrario, han sido empeñados en primera persona como pastores a estar de la parte de las víctimas; a meter en evidencia cómo se debe amar a quien sufre abusos de parte de sacerdotes y también de parte de operadores pastorales que se encuentran en el mundo eclesiástico y en el mundo sobre todo educativo-pastoral. Es un documento que dio finalmente un cambio al empeño concreto que deben tener en primer lugar los pastores y también los generales de las congregaciones, es decir no sólo los obispos, a tener capacidad para escuchar, capacidad para acoger, y la posibilidad de dar a las víctimas para que la justicia y también con un camino de sanación pueda ser efectuado con rapidez y sobre todo con determinación. La lucha contra los abusos sexuales hacia la infancia de parte del clero, pero también de parte de la negligencia que frecuentemente los obispos han tenido, no pueden ser más calladas. Basta el silencio, basta la complicidad… Basta de cubrir, de mover y de no afrontar este grave drama que el propio Santo Padre, el 1º de mayo, saludando a nuestra asociación, lo ha definido como una gran tragedia porque el abuso sexual es una tragedia. Y porque es tan grave que no podemos más tolerar el silencio, la complicidad y en consecuencia la negligencia.

Siempre se critica muchísimo a la Iglesia Católica por esta tendencia a esconder los casos de abusos sexuales. Es la primera vez que un documento establece normas puntuales contra esta acción o posible acción de un obispo de esconder estos casos. Pero, ¿la pedofilia es solamente un problema de la iglesia católica?

No, es un problema sobre todo social que involucra a todos e igualmente es un fenómeno que aumenta cada vez más. Basta imaginar que cada año están involucrados en el mundo más de 10 millones de niños víctimas de pornografía infantil, es decir de la producción del material. El cuerpo del niño digitalizado, es decir la difusión de las imágenes y de los videos de niños recién nacidos y de hasta los 12 años, porque pedófilo se nutre de los niños menores a 12 años; después está la pornografía de menores, que es otro fenómeno gravísimo que sucede en todo el mundo. No existe realidad social, no existe clase social, que no sea involucrada. Tampoco existe religión o confesión religiosa que no sea involucrada. Es decir que no es sólo la iglesia católica, que pareciera ser una especie de multinacional de la pedofilia, pero no es así. Tiene un grave problema por los centenares de sacerdotes que estos últimos años se han machado con este fenómeno, está respondiendo; pero quisiéramos que también los otros Estados y los otros movimientos religiosos respondieran, así como ha respondido la iglesia católica en poquísimos años.

En cuanto al problema de la pedofilia, ¿qué falta por hacer? ¿Cuáles son los retos? ¿Cuáles son los consejos que puede dar para seguir afrontando este problema?

Sobre todo, siendo un problema global, que involucra a todos, se necesita informar cada vez más. A formar a nuestras comunidades cristianas a través de cursos bien específicos. Yo pensaría también en nuestras parroquias, a una pastoral del niño, a pastoral cercana a las familias, a los niños. Entonces, en consecuencia, inserir también en la pastoral familiar cursos bien estructurados, bien inteligentes. Creo que sea ésta una de las vías principales, no se puede continuar a pensar en una pastoral que no involucre también el problema de los abusos. De resto, las periferias de las que se refiere el Papa Francisco frecuentemente, son también las periferias digitales. El mundo de la pornografía infantil online es una periferia digital, es una periferia en donde naufragan los niños, pero no sólo los niños sino también los adultos. Y en donde, dentro del problema de la pedofilia, no lo olvidemos, existe también la pedo-criminalidad. La criminalidad organizada que ha pensado poder aprovecharse de los niños para fines de lucro y de negocio.

Sin duda el problema de la pedofilia es un problema que tiene que involucrar a todos: a la Iglesia, al Estado y obviamente a las familias. Muchísimas gracias Don Fortunato Di Noto, también vicario de la ciudad de Avola, párroco, así que no habla solamente como representante de una asociación civil sino también como miembro de la Iglesia católica.

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