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DESDE EL VATICANO / La semana del Papa Francisco, entre claroscuros e incomprensiones

Las incomprensibles relaciones entre Vaticano y la China comunista. El Papa exige menos “maricones” en los seminarios mientras invita a un joven “drag queen” a un evento vaticano

MARINELLYS TREMAMUNNO / DIARIO LAS AMÉRICAS

Luego de una pausa, regresamos con la columna semanal “Desde el Vaticano”, para presentarles a los lectores del Diario Las Américas una mirada exclusiva de los hechos noticiosos más relevantes que ocurren en el corazón de la Iglesia católica.

En esta entrega iniciamos con un evento que, aunque no estuvo al centro de los reflectores mediáticos internacionales, es de gran importancia para descifrar los pasos del pontificado de Jorge Mario Bergoglio: la Conferencia Internacional “100 años del Concilium Sinense, entre la historia y el presente”, realizada el pasado martes 21 de mayo en el Aula Magna de la Universidad Pontificia Urbaniana en Roma.

El primer claroscuro. El evento dedicado a la Iglesia en China fue organizado por el Dicasterio para la Evangelización de la Santa Sede, en colaboración con la Agencia Fides y la Comisión Pastoral para China. Destacó la presencia del obispo de Shanghai, monseñor Shen Bin, nombrado unilateralmente por el gobierno chino y posteriormente reconocido por el Papa Francisco.

Pero no sólo sorprendió la presencia de mons. Shen Bin, quien es un obispo orgánico del Partido Comunista Chino que preside el Consejo de Obispos Católicos Chinos, un organismo estatal que lleva adelante la visión de sinización promovida por el Partido Comunista Chino; sino que además era evidente la gran presencia de ponentes vinculados al régimen de Pekín, sentados al lado del cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede.

Oportuno recordar que las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la República Popular China han sido inexistentes desde 1951. Sin embargo, el 22 de septiembre de 2018, China y la Santa Sede firmaron un acuerdo “confidencial”, que presuntamente permite al Romano Pontífice nombrar y vetar a los obispos aprobados por el Partido Comunista de China. Hoy en día tal acuerdo es un misterio y no ha impedido a Xi Jinping nombrar sus obispos de forma unilateral y continuar con la violenta persecución de los católicos. Por ejemplo, el mismo año de la firma del acuerdo, los funcionarios del gobierno local destruyeron dos santuarios marianos, uno en Shanxi y otro en Guizhou.

Como era de esperarse, el discurso de Mons. Shen estuvo alineado con la narrativa del régimen y llegó incluso a decir (leer aquí) que el desarrollo de la Iglesia en China debe seguir un proceso de sinización que debe integrar la tradición china en la liturgia, en línea con la sociedad de hoy; es decir en línea con el modelo concebido e implementado por el presidente Xi Jinping. Además, considera que la Asociación Patriótica no debe verse como una interferencia del Estado en los asuntos religiosos, sino más bien como una reacción contra las “potencias extranjeras”.

Nos preguntamos, ¿acaso el Vaticano no es una potencia extranjera para el régimen comunista? ¿Cómo se puede incluir la tradición china en la liturgia sin cambiar la doctrina o sin cometer herejía? ¿Cederá el Vaticano a las exigencias de Xi Jinping de romper relaciones diplomáticas con Taiwán?

Segundo claroscuro. En un encuentro a puertas cerradas con más de 200 obispos italianos, que inauguró el pasado lunes 27 de mayo la asamblea general de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), el Papa Francisco hizo un llamamiento muy fuerte a una selección más exigente en el acceso a los seminarios, señalando el exceso de “frociaggine” (“maricones” en italiano). La expresión se filtró a los medios italianos y desencadenó una inmediata polémica que obligó a la oficina de prensa de la Santa Sede a emitir un comunicado al día siguiente, en donde no se negaron las acusaciones contra Bergoglio: “nunca tuvo la intención de ofender o expresarse en términos homofóbicos, y extiende sus disculpas a aquellos que se sintieron ofendidos por el uso del término”.

Las palabras del Papa sólo pusieron en evidencia algo que es bien sabido, no sólo en los seminarios, la Iglesia está invadida por una ola de homosexualismo que recorre todos los ambientes. Sino cómo se explica que se haya invitado un joven “drag queen” a la primera Jornada Mundial de los Niños y las Niñas, realizada el sábado 25 y domingo 26 de mayo en Roma.

Lo reseñó el periódico estadounidense Lifesitenews: se trata del italiano Carmine De Rosa, de 23 años. El joven se presentó con trajes llamativos de mujer en el Estadio Olímpico de Roma, para entretener a los niños que participaban en el evento organizado por el Vaticano el día sábado (ver video). Un espectáculo definitivamente más adecuado para un evento del orgullo gay que para una audiencia de niños católicos que esperaban al Papa.

Son las posiciones vacilantes que cada vez son más evidentes en Jorge Mario Bergoglio, de un Papa “oscilante”, que dice una cosa con las palabras y que muestra otras con las acciones de su pontificado, dejando a su paso cada vez más confusión.

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