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DESDE EL VATICANO / A 800 años del Belén de San Francisco de Asís

Una mirada exclusiva de los hechos noticiosos desde el corazón de la Iglesia católica

MARINELLYS TREMAMUNNO / DIARIO LAS AMÉRICAS

ROMA.- Este año la decoración de Navidad de la Plaza San Pedro revive la Navidad de 1223, cuando San Francisco de Asís regresó de un viaje a la Tierra Santa y pidió que se recreara el nacimiento de Jesús en Greccio, un pueblo italiano ubicado en la provincia de Rieti.

¿Y por qué recordar el Belén de Greccio? Porque es el primer pesebre de la historia y justo se cumplen 800 años de esta primera representación, que más allá de celebrar una tradición italiana que se ha difundido en todo el mundo católico, desea celebrar el mensaje del niño que nació en Belén.

Lo recordó el papa Francisco en la audiencia pública del 20 de diciembre: la intención de San Francisco fue representar la escena del nacimiento de Jesús para recordar “la sencillez evangélica, la pobreza y la humildad de la Sagrada Familia en la gruta de Belén”.

“Contemplemos el pesebre, y eso, hagámoslo en familia, en comunidad, esto nos ayuda a centrarnos en lo más importante de nuestra vida: la relación con Dios, con los demás y con la creación; y así, cultivemos en nuestros ambientes un clima de armonía, de gozo y de paz”, recomendó el Pontífice.

En homenaje al Misterio de la Encarnación

Este 25 de diciembre celebramos la Navidad, el misterio de la encarnación, cuando Dios se hace hombre, naciendo como un niño. Una escena que desde hace 800 años es recordada a través de la tradición del pesebre en nuestros hogares y que este año la ciudad del Vaticano rinde homenaje con un belén realizado precisamente en Greccio, con personajes tamaño natural en terracota pintada y vestidos de la época (1200).

Junto al Belén de Greccio se exhibe un imponente árbol de 27 metros de altura, decorado con 5.000 estrellas alpinas. Tiene 50 años de vida y proviene de Macra, tal vez uno de los pueblos más pequeños de Italia, con sólo 48 habitantes. Según Vaticanews, medio oficial de la Santa Sede, el árbol fue abatido por motivos de seguridad y la comunidad decidió donarlo al Papa.

Luego, a pocos metros de la tradicional decoración de la Navidad de la plaza San Pedro, debajo del brazo izquierdo de la columnata de Bernini, se encuentra la exposición internacional “100 pesebres en el Vaticano”, donde 120 belenes exhiben el ingenio y la creatividad de 22 países del mundo.

Es la VI edición de la exposición y este año forma parte de las actividades de preparación para el próximo Jubileo 2025. Participan naciones como Italia, Ucrania, Croacia, España, San Marino, Irlanda, Eslovenia, Hungría, Polonia, Estonia, Alemania, Eslovaquia, República Checa, Austria, Rusia, Estados Unidos, Colombia, Taiwán, Filipinas, Guatemala y Paraguay.

“100 pesebres en el Vaticano” exhibe una gran variedad de creaciones originales: figuras talladas en madera o realizadas con materiales tradicionales como la terracota, la cerámica, el papel y el cartón. Un pesebre automatizado, otro itinerante y algunos fueron cocidos en tela.

Los más creativos son los pesebres realizados por manos infantiles, la mayoría con material de reciclaje. También encontramos nacimientos hechos con pasta o esculpidos en madera, incluso con la forma de una cafetera típica italiana. Participan además el pesebre de la catedral de Turín, el Club de Bordado de Pistoia, y dos elaborados por los centros penitenciarios de la ciudad italiana de Verbania. La exposición podrá visitarse todos los días hasta el domingo 7 de enero de 2024, de 10.00 a 19.30 horas, con entrada gratuita.

Indulgencia plenaria

Y, con motivo del octavo centenario de la representación del belén de San Francisco, la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede decidió conceder la “Indulgencia Plenaria” a las personas que visiten cualquier Iglesia franciscana en el mundo y recen ante el pesebre (aquí el decreto). Según el catecismo de la Iglesia Católica, “la indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal debida a los pecados cuya culpa ya ha sido perdonada” (n. 1471).

Esta concesión especial es posible hasta el día solemne de la Presentación del Señor, el 2 de febrero de 2024. La intención es “promover la renovación espiritual de los fieles y acrecentar la vida de gracia”, de acuerdo con la petición realizada el pasado 17 de abril por la Familia Franciscana. El peregrino debe detenerse ante el Pesebre en meditación piadosa, concluyendo con el Pater Noster, el Símbolo de la Fe y las invocaciones a la Sagrada Familia de Jesús, María, José y San Francisco de Asís.

En estos 800 años de historia el pesebre se ha convertido en un símbolo de la transmisión de la fe en el seno de las familias católicas, pero también nos recuerda el Nacimiento de Jesús, un hecho que sin duda dejó una marca indeleble en la historia. “El belén, en efecto, es como un Evangelio vivo”, lo dice el papa Francisco en la carta apostólica Admirabile signum (leer aquí), en donde explica por qué el Belén suscita tanto asombro y nos conmueve. ¡Feliz Navidad!

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