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Discapacidad en Venezuela: una sentencia de muerte lenta

Basta ver las dificultades diarias que deben sortear los venezolanos, para entender lo difícil que puede ser la vida de una persona con discapacidad en ese país

MARINELLYS TREMAMUNNO / CUBANET

ROMA, Italia. – Sobrevivir en Venezuela con la grave crisis política y económica que afecta al país es muy difícil, pero más complicado es padecer alguna discapacidad, ya que puede incluso significar una sentencia de muerte lenta en el encierro.

Enny Bermúdez es una joven de 34 años que desde hace 14 se encuentra en sillas de ruedas. La crisis la ha obligado estar encerrada en su casa los últimos seis años de su vida.

“La enfermedad de mi hija comenzó con un dolor de espalda y yo pensaba que era una contractura muscular, pero resultó que tenía unos quistes en la médula. A partir de eso, mi hija quedó sin caminar y tiene ya 14 años en esa circunstancia. La estaba llevando a terapia cuando se podía, pero ahora no he podido porque no he tenido las posibilidades de pagar las terapias, porque aquí en Venezuela todo es costoso”, afirmó su madre, Noris Bermúdez.

Enny Bermúdez ve pasar los mejores años de su juventud atrapada en su propio cuerpo y víctima de un régimen que utiliza la salud como chantaje político. “El gobierno me prometió llevarla a Cuba hace como diez años (cuando Hugo Chávez era presidente) y todavía estoy esperando. No se me dio el viaje para Cuba porque no soy socialista, no soy del régimen de Maduro pues”, afirmó sin titubeos la mujer.

Esta es la justicia social que desde hace dos décadas ha prometido la “revolución bolivariana” a los venezolanos. El pasado 3 de diciembre, Nicolás Maduro señaló en un tuit que su gobierno “reitera el compromiso de garantizar la protección, la igualdad y la equidad que alcanzamos con el Comandante Chávez. ¡Justicia Social!”. Mientras, Enny sobrelleva su enfermedad postrada en una cama sin recibir atención médica ni ayuda de ningún ente gubernamental.

Sin alternativas

Basta ver las dificultades diarias que deben sortear los venezolanos, para entender lo difícil que puede ser la vida de una persona con discapacidad en ese país. “Desde que estoy en cama he necesitado pañales, centros de cama, otra andadera y los medicamentos están muy caros”, dijo Enny. También explicó que necesita Omeprazol para tratar la gastritis y que sólo ese medicamento puede costar cinco dólares, es decir casi cinco salarios mínimos.

Además, no hay muchas posibilidades en un país con escasez de gasolina y de gas, sin transporte público, con frecuentes cortes de luz y de agua, y sumergido en una hiperinflación delirante y en dólares, un fenómeno único en el mundo. Enny sólo cuenta con son sus padres, dos pensionados que deben sobrevivir a la hiperinflación con el equivalente de sólo dos dólares al mes.

“Uno sale a la calle a comprar y todos los días hay un precio diferente. Las cosas aquí en Venezuela están demasiado difíciles en todos los sentidos. Y con la pensión, que viene siendo un dólar, eso alcanza siquiera para un kilo de Harina Pan (harina de maíz). De verdad, estamos demasiado recortados de dinero, estamos demasiado pegados, cada día las cosas suben, el sueldo en el piso y el gobierno no hace nada”, explicó Noris Bermúdez.

“Y, ¿yo qué puedo hacer? En lo poquito que me puedo defender es tejiendo, más nada, qué más puedo hacer. De verdad esto está fatal, fatal, fatal. Nunca había vivido algo así y llevo encerrada como 5-6 años prácticamente”, precisó Enny.

Sin terapias, sin medicinas y sin alimentación adecuada, Emmy afronta una sentencia silenciosa a una muerte lenta, por culpa de un régimen incapaz de garantizar una vida digna a sus ciudadanos. “De verdad, estamos caóticos cada día aquí. Los servicios carísimos y no nos alcanza el dinero para eso tampoco. Andamos sin agua, sin luz, sin gas, bueno se puede imaginar cómo sobrevivimos aquí en Venezuela”, concluyó Noris.

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