Monseñor Baltazar Porras, Arzobispo del estado de Mérida de Venezuela, es uno de los tres nuevos cardenales latinoamericanos que serán nombrados en el próximo Consistorio del 19 de noviembre de 2016. Yo Influyo lo entrevistó en Roma para conocer su opinión sobre el aporte que puede dar la Iglesia latinoamericana al mundo y sobre la crisis que viven los venezolanos.
Marinellys Tremamunno / Corresponsal de YI en Roma
Su eminencia queríamos un mensaje para los latinoamericanos, es uno de los nuevos cardenales. ¿Qué significa para usted y para la iglesia latinoamericana este nuevo nombramiento?
Cardenal Baltazar Porras / Arzobispo de Mérida, Venezuela
“Bueno yo creo que los tres cardenales latinoamericanos que está nombrando el Papa Francisco, lo que quiere es que podamos aportar a nuestras propias iglesias del continente, pero sobre todo al mundo entero, ni si quiera a la iglesia sino al mundo entero, ese aire de alegría y de esperanza, aún en medio de las contradicciones que viven pues nuestros pueblos y que es el mejor aporte que puede hacer, y que de hecho está haciendo el Papa Francisco. Y que nos pide que él no es un ave pasajera sola, una especie de cometa que pasa; sino que tiene detrás todo ese bagaje de lo que la iglesia de América Latina ha ido construyendo lentamente, con paciencia, con constancia, pero sobre todo con ese profundo sentido de trascendencia que es el que nos hace llevar a cuesta las contradicciones, pero siempre buscando cómo superarlas para el mejor bien, pues de todos. Y en este sentido la responsabilidad se acrecienta en nosotros tres y en el resto de los cardenales y obispos latinoamericanos, para aportar a la iglesia lo que tenemos de propio, de nosotros mismos, de nuestra propia identidad…
Por ejemplo, todo lo que se ha hecho y lo que se sigue haciendo en el camino de la paz. Esa experiencia colombiana de ahora, pero que tiene antecedentes en otros países del continente. Todo lo que se ha hecho en el sentido de lo social. Por ejemplo, ahorita que estamos padeciendo todas estas necesidades de comida, las ollas solidarias que se empiezan a hacer en Venezuela en muchos sitios, no las hemos inventado nosotros, sino que las recogemos pues de esto. El trabajo que se ha hecho con los derechos humanos de todo el continente, todas estas situaciones tan terribles por ejemplo de Centro América y en el que, quienes son los que han tenido los pantalones bien puestos, primero las mujeres antes que los hombres, como es el caso en El Salvador, con la masacre de los Jesuitas. Es decir, ese intercambio de experiencias, de ricas experiencias, de errores que también como seres humanos hemos cometido, es lo que nos da una fortaleza muy grande. Y algo que el cardenal Scotte, cuando estaba pues al frente del Sínodo de los obispos, nos decía, yo no me explico no entiendo muy bien, dice a la iglesia latinoamericana, pero ustedes discuten, pelean, pero siempre se ponen de acuerdo y le encuentran solución a todos los problemas. Y decía él que el único Sínodo donde no se había reunido la Comisión de Conflicto había sido en el Sínodo de América. ¿Por qué? Porque encontrábamos fácilmente, pues, esos puntos de unión antes que los puntos de diferencias entre todos nuestros países…
Eminencia ¿se da cuenta usted que ya es un papable, que puede ser elegido Papa?
Mira, sobre eso contaré una anécdota muy simpática. Entrando yo al Seminario, allá en mi ciudad en Mérida, es una zona donde hay esos borrachitos consuetudinarios, llega un borrachito y me pregunta: ¿mi padre me puede dar dinero para tomar el autobús para Ejido? Ejido es la ciudad o el pueblo que está al lado de Mérida. Como estaba otro padre por allí cerca, me hizo una seña y le preguntó entonces: ¿para dónde va usted?, ¿para Ejido? Si me espera un momentico yo lo llevo que voy para allá. Y le dice el borrachito: tan apurado no…
Su eminencia, ya para finalizar, un mensaje para los venezolanos. En este momento se vive bastante tristeza porque se siente que no hay una solución inmediata a la crisis que se está viviendo. Hay bastante desesperanza con el tema del diálogo. ¿Qué le puede decir a esos venezolanos que creen en la Iglesia y obviamente en el Papa Francisco?
Que no hay motivos para la desesperanza y que, así como el mal pues ha ido calando poco a poco, pues el bien hay que irlo construyendo también poco a poco. Es un crecimiento, un dar pequeños pasos y lo que hay que tener es la constancia, hay que tener esa paciencia y esa fortaleza que solo nos la da la fe. Y esa fe, como bien señala el Papa, si tenemos cara de derrotados ya estamos derrotados, no podemos tener cara de cementerios ni de velorios, sino que tenemos que tener pues cara de resurrección. Que no significa en estar pues pensando en el aire, sino que ir poco a poco. Así como uno nace y crece, es poco a poco, sólo con el cariño, sólo con la fortaleza, sólo en un año en el que estamos viviendo como el de la Misericordia, nos recuerda que es a través del perdón, del acompañamiento, del enriquecimiento mutuo como podemos superar todos los males y eso es lo que estamos haciendo en Venezuela. Y esta bocanada de aire fresco que el Papa quiere dar a través de mi nombramiento, no es para mí sino para todo el pueblo venezolano…
Muchísimas gracias. Esto es desde Roma, con el nuevo cardenal venezolano, monseñor Baltazar Porras, Yo Influyo…
