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Maduro y Morales, los destructores de la Amazonía de los que no se habla

A raíz de la noticia de los incendios en el Amazonas, sólo se habla mal de Brasil y de su presidente, el conservador Jair Bolsonaro. En cambio, esta gran foresta se extiende a lo largo de 9 países suramericanos, entre los cuales los gobiernos del socialista Morales (Bolivia) y del bolivariano Maduro (Venezuela) son los peores depredadores de la naturaleza. Los incendios también han aumentado en sus países y sus políticas de explotación del territorio, legales e ilegales, no son para nada “casuales”. Sin embargo, la opinión pública mundial no los menciona.

DE MARINELLYS TREMAMUNNO / LA NUOVA BUSSOLA QUOTIDIANA

Desde hace días hemos visto en las redes sociales una intensa campaña contra los incendios que devoran la selva amazónica brasileña, que señala al presidente Jair Bolsonaro como la única persona responsable. La etiqueta #PrayForAmazonas ha sido tendencia en la Web, usada para denunciar esta supuesta emergencia global. Todos alienados y sin siquiera verificar la información que se comparte, se desataron contra el presidente de Brasil. Así, el Amazonas se volvió viral, pero a través de imágenes viejas, fuera de contexto o incluso de lugares lejos de Brasil, según confirmó un minucioso reportaje realizado por la agencia Afp.

«Hay una campaña construida contra nuestra soberanía», dijo Bolsonaro en Twitter. No es casual que, inmediatamente después de la intensa ola de noticias falsas, el tema de los incendios en el Amazonas se convirtió en parte de la agenda de los líderes del G7, reunidos en Biarritz en Francia. E incluso el Papa Francisco participó en el unísono coro mundial en defensa del Amazonas, en su tradicional mensaje del Angelus dominical. Ahora el gobierno brasileño podría sufrir sanciones económicas de parte de sus socios internacionales.

Mientras continúa el show mediático, un análisis de los datos satelitales de la NASA confirmó que desde el pasado 16 de agosto la actividad total de incendios en la cuenca del Amazonas ha sido cercana al promedio de los últimos 15 años, de acuerdo a los registros de la base de datos mundial de incendios. Es decir, los incendios presentes en Brasil son similares a los ocurridos cuando gobernada la izquierda en el país sudamericano. Por esta razón, el líder de la derecha brasileña denunció la instrumentalización política detrás de bastidores: “Difundir datos y mensajes sin fundamento, dentro o fuera de Brasil, no ayuda a resolver el problema y sirve sólo como una herramienta política para la desinformación… Los incendios forestales existen en todo el mundo y esto no puede servir como pretexto para posibles sanciones internacionales”, dijo Bolsonaro durante su mensaje a los países del G7.

Todos están en contra de Bolsonaro, pero nadie denuncia al socialista Evo Morales. Resulta escandaloso que el presidente boliviano, autodenominado gobierno indígena y respetuoso del «pachamama» (de la «Madre Tierra» en el idioma quechua), querido amigo del Papa Francisco y que ha sido recibido en tantas ocasiones con honores en el Vaticano, el pasado 9 de julio haya legalizado los incendios para promover el desarrollo agrícola en las zonas amazónicas de Santa Cruz y Beni (a través del polémico decreto 3973). Justo en los lugares que han sido reportados por Europapress como el foco del inicio de las llamas en el Amazonas hace dos semanas. ¿El resultado? Más de 7 mil incendios y más de 800 mil hectáreas destruidas por las llamas en sólo 16 días en Bolivia, en la frontera suroeste de Brasil. La Autoridad de Bosques y Tierras (ABT) advirtió que 12 comunidades indígenas están en peligro.

Morales es responsable de un verdadero ecocidio del Amazonas. La expansión del cultivo ilegal de coca ha llevado a Evo Morales a invadir y destruir el “Territorio Indígena y el Parque Nacional Isiboro-Seguro» (TIPNIS). Un área protegida de Bolivia, declarada Parque Nacional en 1965 y territorio Indígena desde el 1990, con una extensión de 1.236.296 hectáreas. La política depredadora del presidente boliviano trajo consigo la apertura de carreteras, la construcción de diques por parte de empresas chinas y la entrega de territorio protegido a las cooperativas mineras. Por eso, la Fundación Amigos de la Naturaleza (fan-bo.org) informó que entre 2005 y 2018 se quemaron más de 7,1 millones de hectáreas del Amazonas en Bolivia, lo que demuestra que, en sus 14 años en el poder, el régimen Castro-Chavista de Evo Morales hizo del ecocidio amazónico una acción permanente, que extrañamente pasó desapercibida a la comunidad internacional.

Paraguay no escapó del fuego, pero su gobierno sí logró escapar de las críticas. Según la prensa local, los recientes incendios quemaron más de 350 mil hectáreas en un área cercana a la frontera con Bolivia. Y vale agregar que es uno de los países sudamericanos con las tasas de deforestación más altas: entre 1987 y 2012 se duplicó en comparación con la década anterior, liberando 44 mil kilómetros cuadrados en el oeste del país para dejar espacio al ganado, según un estudio conjunto realizado entre la Universidad Humboldt de Berlín y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Y en Venezuela, el Amazonas ha sido devastado no solo por las llamas, sino también por el oro. El territorio venezolano acoge un área amazónica equivalente al 10.76% del área brasileña y las llamas este año han superado los 26 mil incendios; es decir, el equivalente al 34.53% de lo registrado en el país vecino. Como si eso fuera poco, Nicolás Maduro está ejecutando la destrucción del «Arco Minero del Orinoco», apoyando la minería ilegal para la explotación salvaje de los inmensos recursos minerales del país. Un reciente informe confirmó la presencia de actividad minera depredadora en más de 1.800 lugares del territorio amazónico venezolano, la mayoría de los cuales están controlados por los disidentes de las Farc, entre otros grupos guerrilleros. Y la comunidad internacional se mantiene muda.

Por lo tanto, el Amazonas no es responsabilidad exclusiva de Bolsonaro. Es un área distribuida en nueve países, de los cuales Brasil y Perú tienen la mayor extensión, seguidos de Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Francia (Guyana Francesa) y Surinam. Entonces, Brasil no es el único país afectado por las llamas, ni los incendios han ocurrido desde que Bolsonaro llegó a la presidencia, el 1 de enero de 2019.

En fin, hay tanta desinformación y tanta hipocresía. Los ataques que hemos visto recientemente contra Bolsonaro indican, en cambio, que los líderes occidentales no están realmente interesados en garantizar la protección de la región amazónica; sino en desviar la atención internacional de los verdaderos intereses económicos y políticos que se mueven en ese vasto territorio sudamericano. Toda esta movilización mediática, justo unas semanas antes del Sínodo de la Amazonía, no es un buen presagio.

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