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DESDE EL VATICANO / ¿Cisma en la Iglesia católica? le mostramos las señales

Una mirada exclusiva de los hechos noticiosos desde el corazón de la Iglesia católica

MARINELLYS TREMAMUNNO / DIARIO LAS AMÉRICAS

ROMA.- “En lugar de dividirnos según nuestras ideas, estamos llamados a poner a Dios en el centro”. Lo dijo el papa Francisco este sábado 06 de enero, durante su homilía con motivo de la solemnidad de la Epifanía del Señor, celebrada como de costumbre en la Basílica de San Pedro. Invitó a “abandonar las ideologías eclesiásticas para encontrar el sentido de la Santa Madre Iglesia”, para luego enfatizar: “Ideologías eclesiales no, vocación eclesial sí”.

Estas palabras son un llamado de unidad a los obispos y cardinales, incluso a los fieles, confirmando lo que es ya una verdad de Perogrullo: existe una guerra abierta entre el Papa Francisco y los sectores más conservadores de la Iglesia. Una guerra que está abierta incluso antes de la llegada del pontífice argentino y que probablemente llevó a la renuncia de Papa Benedicto XVI, pero que se intensificó el 18 de diciembre del 2023, con la publicación de la Declaración Fiducia supplicans, escrita por el también argentino cardenal Víctor Manuel Fernández, con la firma del Papa. ¿El motivo? El documento emitido por el prefecto del dicasterio para la Doctrina de la fe de la Santa Sede autorizó a los sacerdotes a conceder bendiciones a las parejas homosexuales.

Sin embargo, de la tormenta Fiducia supplicans nos ocuparemos en una próxima entrega. En esta ocasión resulta oportuno preguntarse: ¿Hay un cisma en la Iglesia católica? La respuesta es sí, a continuación, te presentamos las señales.

Primera señal: sacerdotes excomulgados. En Italia, el año 2024 inició con la noticia de la excomunión del padre Ramón Guidetti, párroco de San Ranieri en Livorno, ciudad de la región Toscana. El decreto fue emitido el 1º de enero por orden del Papa, luego de que el sacerdote italiano dijera en la homilía del 31 de diciembre que Bergoglio era un “usurpador”, “jesuita masón” y “antipático”.

Justo el 31 de diciembre se cumplía un año de la muerte de Joseph Ratzinger y el padre Guidetti hizo estas declaraciones basándose en la teoría que afirma que el 11 de febrero de 2013 Benedicto XVI habría renunciado a ejercer su cargo, pero no al cargo en sí y en consecuencia la elección del Papa Francisco no tendría validez. Y a pesar de que tal teoría ha sido desmentida por varios expertos, existen grupos que la defienden, como el denominado Sodalizio Sacerdotale Mariano, liderado por el exsacerdote Alessandro María Minutella, excomulgado por “herejía y cisma” en el 2018. Y a la lista también se suma el estadounidense Jeremy Leatherby, excomulgado en el 2020.

Segunda señal: no más emblemas de Benedicto XVI. El blog especializado en temas vaticanos Silere non possum denunció que después de un año de la muerte del ex pontífice alemán, llegó la orden de Santa Marta de quitar su escudo de las casullas. Lo habrían confirmado el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y los trabajadores de la Sacristía Pontificia; quienes según el blog también habrían asegurado que todas las demás vestiduras con los escudos de San Pablo VI, San Juan XXIII y San Juan Pablo II se encuentran en la sacristía pontificia y nadie se ha atrevido a tocarlas.

Tercera señal: la mano dura del Papa. En noviembre del 2023, Bergoglio aplicó una sanción administrativo-económica al cardenal estadounidense Raymond Leo Burke, muy crítico a los “errores doctrinales” del papa argentino, por “minar la unidad de la Iglesia”: le quitó el sueldo y le aumentó el alquiler del apartamento en el que vive, propiedad del Vaticano. Días antes había destituido a monseñor Joseph E. Strickland del gobierno pastoral de la diócesis de Tyler (Estados Unidos) por presuntos malos manejos administrativos. Pero para nadie es un secreto que Strickland ha sido crítico en sus redes sociales con el Sínodo de la Sinodalidad. Entonces, ¿se intenta silenciar la disidencia?

Cuarta señal: los obispos se rebelan. La decisión de Francisco de imponer mano dura luego de diez años de pontificado no ha logrado calmar los ánimos. Al contrario, la Fiducia supplicans provocó reacciones en contra no sólo entre los prelados llamados “tradicionalistas”, sino también en las conferencias episcopales ubicadas en la periferia tanto querida por el pontífice, en África.

Así, en España la bendición a las parejas homosexuales ha sido calificada como “innecesaria” y una imposición “poco sinodal”, mientras que en Polonia e Ucrania los obispos la han prohibido porque temen que se identifique con el matrimonio. El arzobispo Athanasius Schneider de Kazajistán también prohibió a sus sacerdotes impartir la bendición a las parejas homosexuales; y los obispos de Kenia emitieron un comunicado en el que aseguran que la decisión del Vaticano genera “confusión” porque, a diferencia de los países occidentales, en África la familia tradicional está compuesta sólo por un hombre y una mujer.

Quinta señal: la fuga de católicos. El Anuario Estadístico de la Iglesia, realizado por la agencia misionera Fides en el 2023, había anunciado con bombos y platillos que había crecido el número de católicos en el mundo. Pero basta escudriñar los números para confirmar que el porcentaje mundial de católicos ha disminuido levemente (-0,06) con respecto al año precedente deteniéndose al 17,67%. Además, en Europa la tendencia es negativa, con 244.000 fieles menos que el año anterior, y el número total de sacerdotes va en descenso, con pérdidas importantes en Europa (-3.632) y en el continente del pontífice, América (-963).

Con estas señales, se avizora un año 2024 lleno de desafíos para la Iglesia católica, con un Papa de 87 años, visiblemente agotado físicamente, pero que acelera el paso a sus reformas, cueste lo que cueste.

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