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Venezolanos tomarán Caracas para que Maduro se vaya

 

Por Marinellys Tremamunno para YO INFLUYO (México)


“Si tengo que morir para que el mundo se entere que hay una crisis humanitaria y que se le tiene que dar una salida democrática al pueblo de Venezuela; si tengo que morir por esto, lo voy a hacer”, aseguró el presbítero Lenin Bastida, párroco de la iglesia Nuestra Señora de La Soledad, del estado Anzoátegui, Venezuela. Bastida llegó a Caracas el martes 29 de agosto, luego de diez días y 600 kilómetros de peregrinaje a pie como “misionero de paz”.

La intención del “cura caminante”, como ha sido denominado el sacerdote venezolano, era hacer una vigilia en el Consejo Nacional Electoral (CNE) para exigir una fecha inmediata para la realización del referendo revocatorio del mandato del presidente Nicolás Maduro. Pero su peregrinaje fue interrumpido por los efectivos de la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana, quienes impidieron su permanencia en el lugar. “Detenerme es una muestra más de que en Venezuela no somos libres”, afirmó.

Un pueblo en lucha

El Referendo Revocatorio es el único instrumento democrático que podría calmar las aguas en Venezuela. Pero para garantizar que luego pueda ser elegido un nuevo presidente, el referendo debe realizarse este año. En caso contrario, una vez revocado el mandato, quedaría a cargo el vicepresidente nombrado por el mismo Maduro. Aquí se explica por qué la interminable carrera de obstáculos que ha tenido que enfrentar la oposición para intentar activar el Referendo Anti-Maduro. El gobierno hace hasta lo imposible para llevar la fecha de la convocatoria hasta el 2017. Mientras los venezolanos enfrentan una crisis económica y humanitaria sin precedentes.

Una vez cumplido los requisitos y ante la negativa del CNE de respetar los lapsos de ley para la activación de la convocatoria del referendo, la Mesa de la Unidad Democrática MUD (coalición de partidos de oposición) convocó a una gran movilización para el 1 de septiembre, la “Gran Toma de Caracas”. Según el diputado Freddy Guevara, podría ser el inicio de “una nueva etapa de la lucha del pueblo de Venezuela, que no deberá finalizar hasta que logremos un cambio este año”.

Lo cierto es que la convocatoria marcó una luz al final del túnel y eso explica los numerosos gestos que han emulado al “cura caminante”.

En la cuenta de Twitter del gobernador de Amazonas, Liborio Guarulla (@LiborioGuarulla), se puede seguir el recorrido de la gran marcha de más de 1 mil 500 indígenas que desde el 24 de agosto se movilizaron hasta Caracas, recorriendo 700 kilómetros a pie, a pesar de los intentos de la Guardia Nacional de bloquear su paso. La diputada suplente y discapacitada, Marianny Linarez, se trasladó desde el estado Lara, 353 kilómetros en sillas de ruedas. Y una representación de médicos de la ciudad de Valencia caminó 168 kilómetros hasta la capital, con sus batas blancas y la bandera de Venezuela a la espalda. Todos estarán presentes en la Gran Toma de Caracas del 1 de septiembre, para exigir una salida democrática a la crisis.

Por su parte, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) se pronunció a favor de la Gran Toma de Caracas: “Se trata del ejercicio de un legítimo derecho establecido en la Constitución. Por eso, dichas movilizaciones, concentraciones y actividades de carácter político tienen que ser respetadas y amparadas por los organismos de Estado”, se lee en el comunicado publicado el pasado lunes 29 de agosto.

Maduro vuelve al ataque

A pocas horas de la manifestación convocada por la MUD, el presidente Nicolás Maduro activó una vez más su brazo represor (ver artículo sobre la sistemática violación de DDHH en Venezuela), en esta ocasión contra los miembros de Voluntad Popular (VP), el partido fundado por el líder de oposición y prisionero político Leopoldo López.

Lo confirma la periodista Anna Carolina Maier en el medio digital “El Estímulo”: “En los últimos tres días, la arremetida contra la organización opositora (VP) ha sido sistemática”. El sábado fue suspendida la medida de arresto domiciliario al ex alcalde de Táchira, Daniel Ceballos, y fue trasladado a la Cárcel 26 de julio en Guárico. El domingo, ocho funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) allanaron durante la noche la residencia del diputado Lester Toledo, en Zulia. El lunes fue arrestado Yon Goicoechea por funcionarios del Sebin, porque presuntamente encontraron explosivos bajo su posesión.

Los periodistas también se encuentran en la mira de la represión. El pasado martes 30 de agosto el Diario El Nacional fue víctima de un atentado. “Las bombas molotov (o madurotov) no nos acobardan y menos ese panfleto con el que ensuciaron la fachada de nuestra sede. Al contrario, sólo ayudan a entusiasmar a las grandes masas hartas de padecer, enfermas y hambrientas, que están dispuestas a llenar las calles para buscar un destino mejor”, se leyó en el editorial del día de ayer del reconocido periódico, ícono por su lucha contra la censura gubernamental en Venezuela.

Y llegó la infaltable amenaza gubernamental. El vicepresidente Aristóbulo Istúriz anunció que el chavismo también saldrá a las calles el día de hoy. “La parte del centro (de Caracas) se la vamos a movilizar y vamos a ver cómo es la cosa. Ellos (la oposición) lo que tienen armado es un plan golpista para sacar a Maduro. ¡Primero nos matan, véanme la cara, se lo juro por mi madre santa, primero nos matan antes que quitar nuestra revolución!”, sentenció.

Venezolanos al límite

En definitiva, el peregrinaje del padre Lenin simboliza el sentimiento de los miles de venezolanos que participarán en la Gran Toma de Caracas. A pesar de los rumores, las amenazas, las persecuciones, 1 millón 200 mil caraqueños podrían tomar las calles, de acuerdo a un reciente sondeo de opinión realizado por la empresa Datincorp. Podría ser la manifestación más grande de la historia venezolana.

Está claro que la “democracia en Venezuela está resquebrajada”, ya lo había alertado la Conferencia Episcopal Venezolana en el documento conclusivo de su más reciente asamblea ordinaria, de fecha 12 de julio de 2016. En donde además explicaban al mundo la realidad venezolana: “La escasez y carestía de alimentos, medicinas e insumos hospitalarios nos están llevando al borde de una crisis de seguridad alimentaria y sanitaria, con consecuencias sociales impredecibles. En la vida pública, crecen la inseguridad, la impunidad y la represión militar”.

En este contexto, hoy los venezolanos han decidido manifestarse pacíficamente contra el peor gobierno que han tenido en su historia republicana, sumiendo en la pobreza extrema a un país entero conocido en el mundo por sus grandes reservas petroleras y riquezas naturales.

La resistencia civil está consagrada en el artículo 350 de la Constitución: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos”.

Mientras el mundo se hace oídos sordos, Venezuela se debate entre la vida y la muerte ante un régimen opresor, que menoscaba los más elementales derechos humanos. Los venezolanos han decidido salir a la calle, sin retorno…

“Y andaré en libertad porque busqué tus mandamientos…” (Salmo 119, 45).

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